TLAYACAPAN, Trabajo en Barro

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TLAYACAPAN, EL TRABAJO EN BARRO
por: Andrea Preciado
UVM Campus Cuernavaca (Carrera de Comunicación)

Tlayacapan, reconocido como pueblo mágico, tiene 27 capillas distribuidas en su territorio, se dice que los Chinelos son originarios de ahí y con el paso del tiempo fueron adaptados en otros municipios. Tlayacapan sirvió para detener por mucho tiempo la conquista de la zona que ahora se conoce como Cuernavaca y sus alrededores.

El trabajo de muchas artesanías se vende y se aprende en Tlayacapan. El Museo La Cerería funge como la Casa de Cultura de Tlayacapan, en donde  se imparten clases de artesanías para todas las edades, así como el trabajo social con niños sordomudos. Aún cuando las artesanías aprendidas en este centro cultural no son originarias del poblado muestran la diversidad artesanal del resto del estado de Morelos.

El trabajo en barro es una artesanía que toma de tres a cinco días de trabajo por cada pieza. La familia Tlacomulco con las últimas cuatro generaciones es una de las familias más antiguas en el trabajo del barro en Tlayacapan. La familia ha  recibido donaciones y apoyo por parte del gobierno y empresarios que se han interesado en este trabajo artesanal. Sus alcances van desde ser distribuido en Morelos, Estado de México, Puebla hasta el extranjero, por ejemplo, en el 2009 recibieron un pedido por un lote de cuatrocientos juegos para exportación a Israel.

La fabricación de una pieza de barro toma mucho tiempo de trabajo y de espera. El barro se extrae de los terrenos donados por parte del gobierno. En primera instancia el barro se presenta como grumos grandes que posteriormente se deben romper y colar con un arenero. No se utiliza ningún tipo de maquinaria, todo se hace a mano y según la familia, nada se desperdicia.

Teniendo el barro en forma de arena se le pone agua hasta que parece lodo, pero este lodo es quebradizo y no es posible trabajar con él; así que se le agrega Espiga de Tule, que es recolectada en las lagunas de Puebla. La Espiga de Tule hace que el barro tenga una consistencia más chiclosa y de esta manera es más fácil moldear el barro sin que se rompa.

Para hacer las piezas, la masa de barro se aplana formando un círculo con aproximadamente 1 cm de grosor. La tortilla que se forma se coloca encima de los moldes y se le da forma con la mano. Una vez moldeado el barro se utiliza una piedra de tezontle y tela para alisarlo. Se deja secar aproximadamente diez minutos al sol antes de sacar el molde y unir las partes si la pieza es más elaborada. Después de unir las partes se deja secar tres días en la sombra para que el barro no se rompa. Se mete al horno.

El horno es circular (dependiendo el tamaño del horno, caben entre 100 y 300 piezas) para la mejor distribución del calor. Existen hornos de gas, pero la familia Tlacomulco prefiere los hornos de leña ya que son más económicos, porque se requieren de seis horas de horneada para cada tanda de piezas (primera horneada y barniz). La primera horneada cose el barro y se deja enfriar toda la noche antes de sacar las piezas y ponerles barniz, una vez untado el barniz se vuelve a cocer la pieza, se deja otra noche enfriar. Existen distintos tipos de barniz, con plomo y sin plomo; y con distintas tonalidades.

La familia Tlacomulco se compone del padre y dos, sin embargo, tíos y abuelos también trabajan. Se distribuyen el trabajo de los pedidos y cada quien tiene su taller. Es una familia con una gran tradición en el trabajo del barro y se les enseña a las nuevas generaciones para que continúen con esta tradición. Investigadores y estudiantes se han interesado por este trabajo artesanal y han realizado documentos como tesis y publicaciones en revistas.

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